Nuestro organismo contiene unos 4,5 gramos de hierro (75% en hemoglobina).
Funciones. Forma parte de la hemoglobina que transporta el oxígeno hasta las células. Es necesario para la utilización de las vitaminas del grupo B, colabora en el sistema inmunológico e interviene en la función y síntesis de neurotransmisores (mensajeros químicos).
Fuentes dietéticas. El hierro que contienen los alimentos de origen animal. Las principales fuentes son el hígado, las carnes y los pescados, donde se encuentra en forma hemínica y se absorbe mejor que el de procedencia vegetal o del huevo. Entre las fuentes de origen vegetal destacan legumbres, frutos secos, frutas desecadas y verduras de hoja, con porcentajes de hierro elevados, pero cuya absorción es muy inferior, ya que se encuentra en forma no hemínica. La vitamina C y las proteínas son factores que mejoran su asimilación, mientras que un exceso de vitamina B9 o ácido fólico, de fitatos (compuesto presente en las cubiertas de cereales), de taninos (vino tinto, té, café, espinacas, pasas y uvas y otras frutas como granada, caquis, membrillo o manzana) o de oxalatos (en espinacas, remolacha, espárragos, setas, cerveza, té, chocolate…) la reducen.
Carencia. Anemia ferropénica, debilidad y mayor riesgo de infecciones.
Toxicidad. La toxicidad es rara y suele deberse a un problema metabólico. Niveles altos de hierro se asocian a alteraciones hepáticas, pancreáticas y cardiacas.
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